¿Acaso no soy yo quien le vengo a servir?

¿Acaso no soy yo quien le vengo a servir?

#LaCalleHabla

Blog especial que recoge las reflexiones de nuestros voluntarios del programa Operación Compasión


– “Iniciativa, Iniciativa, Iniciativa” – vociferamos desde la ventana de nuestra guagua.

Llegan los participantes (personas sin hogar) de todas partes y me pregunto: ¿De dónde salen tantos?

– “Tenemos sopa, guineos, sándwiches, café, jugo… camisas, pantalones, medias, zapatos… ¿Qué size eres?” – les pregunto

– “Tengo monga” nos dice un participante, mientras se acerca con cara agotada y debilidad en su presencia.

Rápido llamé al equipo de curaciones y sin esperar nada más… ¡todo se transformó!

La conversación comenzó a fluir, el tiempo a pasar, la alegría, la tristeza, las emociones, LA REALIDAD, todo se mezcló en un segundo.

En ese momento me di cuenta de que tenía más cosas que aprender de ellos de la que ellos podían aprender de mi. Sus experiencias de vida, LA REALIDAD de una persona que apenas conocía, pero que me trataba como si me viera todos los días.

No entiendo cómo dentro de su situación puede aflorar una sonrisa, una conversación, una esperanza. ¿Acaso no soy yo quien le vengo a servir? Pero el participante me da un consejo, me habla de libros, me escucha. ¡Qué mucho tenemos que aprender! Sigo sin entender cómo es posible que dentro de sus circunstancias muchos no han perdido la fe. Que la amistad sea tan fuerte entre ellos que, aún con hambre, compartan su comida con su amigo.

Dentro de “no tener nada”, el amor, la lealtad y su esperanza nunca les falta.

¿Cómo es posible que nosotros “teniéndolo todo”, el amor no exista, la tolerancia sea poca, la esperanza se desvanezca, la tristeza nos arrope y la queja nos destruya. Pensaba que en cada ronda los participantes podrían aprender mucho de mí, me equivoqué. Dentro de cada ronda, nuestros participantes son los maestros. ¡Qué mucho necesitamos aprender de ellos!

Gracias por todo los que nos enseñan…

-Héctor Ortiz Arroyo